Para que tu hijo acepte que camines a su lado en la transición de la adolescencia, sólo tienes que escarbar en el baúl de la memoria y ponerte en sus zapatos... o tenis.
"No se trata de atiborrarlos de reglas y conocimientos, sino de invitarlos con nuestra experiencia a decirles, 'Yo fui uno como tú, tuve situaciones y problemas'", dice Édgar Suárez, director del Centro de Orientación y Desarrollo Educativo de la UR.
"Lo que he encontrado es que eso hace que haya un acercamiento realmente humano, pues lo que tiene el adolescente en el fondo es miedo a crecer, y saber que lo han hecho otros les da confianza".
"Si en algún momento perdiste el contacto con tus hijos por el trabajo o porque no sabes cómo comunicarte con ellos, la mejor forma de acercarte es a través de decirle que tú también fuiste joven", aconseja Suárez, "hay que saber que te pueden rechazar, así que con mucha tolerancia acércate y dile que quieres platicar".
Cuéntale anécdotas de tu adolescencia con humor, e incluso cosas que te den pena, porque ahí es donde tu hijo puede sentirse identificado contigo.
"Eso les da la idea que tú tampoco eres perfecto y, sobre todo, despierta la curiosidad de cómo resolviste los problemas que tu hijo tiene ahora".
Ya que la comunicación se ha establecido, tu hijo debe saber que lo que dice es tomado en cuenta. Pero ¡ojo!, eso no quiere decir que lo que diga el niño es la ley en la casa, sino más bien que es escuchado.
"Una auténtica conversación entre adolescentes jóvenes y adultos responsables es valiosísima", dice Chris Stevenson, profesor de Educación en la Universidad de Vermont en su texto "¿Qué significa tener 13?", publicado por la National Middle School Association de Estados Unidos.
"Cuando la charla es sobre cosas importantes que tienen que ver con las vidas de los niños, puede ser una poderosa influencia en el desarrollo de su juicio y en las decisiones que le sigan".
TRES HIJOS EN UNO
Al mismo tiempo que te pones en los zapatos de tu hijo, date cuenta que, en el proceso de formación, él tendrá otras dos personalidades que podrías desconocer, pero tendrás que aceptar.
La primera personalidad de tu hijo es la que tú conoces como su padre. Pero hay otra, que es la que él tiene cuando interactúa con otro adulto, al que le dice cosas que a ti no te diría, y la última, la que tiene cuando está con otros menores.
"Así que el mismo niño que puede sorprender a su maestro en la escuela, puede llegar a casa y hacerte enojar", explican Charlene C. Gianetti y Margaret Sagarese en su libro "The Roller Coaster Years".
A medida que se acercan a los 12, los padres deben saber que si antes sabían todo de sus hijos, ahora éstos desearán tener más intimidad y la comunicación deberá ser distinta.
"Olvidamos que fuimos adolescentes y tenemos poca tolerancia y queremos arreglarlo todo con órdenes", dice Suárez "pero el adolescente lo que quiere es que lo escuches aunque tenga muchas contradicciones, pero lo importante para el joven es sentir la cercanía de sus padres".
Tal vez, ponerte los tenis de tu hijo pueda ser extraño en un principio, pero con la práctica verás que es más fácil caminar juntos si ambos llevan el mismo calzado.
Haz tu estrategia
Para ponerte en los zapatos de tu hija o hijo de 12 años:
· Déjale claro que tu interés en él o ella es genuino.
· Sé paciente, tal vez a la primera no tengas éxito.
· Para iniciar una charla, pídele que te hable de su persona y de ahí partirás para hacer más preguntas.
· Atrévete a contarle cómo eras de adolescente.
· Inicia la conversación con algo en lo que ambos tengan interés como el futbol o el cine.
"No se trata de atiborrarlos de reglas y conocimientos, sino de invitarlos con nuestra experiencia a decirles, 'Yo fui uno como tú, tuve situaciones y problemas'", dice Édgar Suárez, director del Centro de Orientación y Desarrollo Educativo de la UR.
"Lo que he encontrado es que eso hace que haya un acercamiento realmente humano, pues lo que tiene el adolescente en el fondo es miedo a crecer, y saber que lo han hecho otros les da confianza".
"Si en algún momento perdiste el contacto con tus hijos por el trabajo o porque no sabes cómo comunicarte con ellos, la mejor forma de acercarte es a través de decirle que tú también fuiste joven", aconseja Suárez, "hay que saber que te pueden rechazar, así que con mucha tolerancia acércate y dile que quieres platicar".
Cuéntale anécdotas de tu adolescencia con humor, e incluso cosas que te den pena, porque ahí es donde tu hijo puede sentirse identificado contigo.
"Eso les da la idea que tú tampoco eres perfecto y, sobre todo, despierta la curiosidad de cómo resolviste los problemas que tu hijo tiene ahora".
Ya que la comunicación se ha establecido, tu hijo debe saber que lo que dice es tomado en cuenta. Pero ¡ojo!, eso no quiere decir que lo que diga el niño es la ley en la casa, sino más bien que es escuchado.
"Una auténtica conversación entre adolescentes jóvenes y adultos responsables es valiosísima", dice Chris Stevenson, profesor de Educación en la Universidad de Vermont en su texto "¿Qué significa tener 13?", publicado por la National Middle School Association de Estados Unidos.
"Cuando la charla es sobre cosas importantes que tienen que ver con las vidas de los niños, puede ser una poderosa influencia en el desarrollo de su juicio y en las decisiones que le sigan".
TRES HIJOS EN UNO
Al mismo tiempo que te pones en los zapatos de tu hijo, date cuenta que, en el proceso de formación, él tendrá otras dos personalidades que podrías desconocer, pero tendrás que aceptar.
La primera personalidad de tu hijo es la que tú conoces como su padre. Pero hay otra, que es la que él tiene cuando interactúa con otro adulto, al que le dice cosas que a ti no te diría, y la última, la que tiene cuando está con otros menores.
"Así que el mismo niño que puede sorprender a su maestro en la escuela, puede llegar a casa y hacerte enojar", explican Charlene C. Gianetti y Margaret Sagarese en su libro "The Roller Coaster Years".
A medida que se acercan a los 12, los padres deben saber que si antes sabían todo de sus hijos, ahora éstos desearán tener más intimidad y la comunicación deberá ser distinta.
"Olvidamos que fuimos adolescentes y tenemos poca tolerancia y queremos arreglarlo todo con órdenes", dice Suárez "pero el adolescente lo que quiere es que lo escuches aunque tenga muchas contradicciones, pero lo importante para el joven es sentir la cercanía de sus padres".
Tal vez, ponerte los tenis de tu hijo pueda ser extraño en un principio, pero con la práctica verás que es más fácil caminar juntos si ambos llevan el mismo calzado.
Haz tu estrategia
Para ponerte en los zapatos de tu hija o hijo de 12 años:
· Déjale claro que tu interés en él o ella es genuino.
· Sé paciente, tal vez a la primera no tengas éxito.
· Para iniciar una charla, pídele que te hable de su persona y de ahí partirás para hacer más preguntas.
· Atrévete a contarle cómo eras de adolescente.
· Inicia la conversación con algo en lo que ambos tengan interés como el futbol o el cine.
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