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miércoles, 13 de agosto de 2008

La falta de los componentes más mundanos retrasan a Airbus y Boeing

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Tanto Airbus como Boeing han enfrentado problemas complejos de tecnología y ensamblaje que han retrasado el lanzamiento de sus ambiciosos modelos de aviones nuevos. Ahora, los dos rivales tienen que lidiar con un contratiempo más básico en la producción de sus naves existentes: la escasez de equipos menos avanzados, como asientos, retretes y cocinas, que está frenando sus líneas de montaje.

La falta de partes más mundanas está interrumpiendo la producción de los dos gigantes de la aviación, además de incrementar sus costos de fabricación. También está entorpeciendo el flujo de pagos multimillonarios por parte de los compradores de aviones, que normalmente abonan una parte significativa del precio de la nave en la fecha de entrega, tras los pagos a plazos que hacen durante el proceso de producción.

El origen del problema está en los pequeños proveedores que se comprometieron a construir más equipos de los que su capacidad les permitía y no lograron acelerar la producción para cumplir con la demanda.

Los problemas de estos proveedores para entregar ciertos artículos, como las cocinas hechas a medida, está pasándoles factura.

Boeing reportó recientemente ingresos para su segundo trimestre que se quedaron lejos de sus pronósticos, en parte porque no pudo entregar a tiempo tres grandes jets debido a que sus interiores no estaban terminados. En Airbus, casi 8% de sus entregas de aeronaves de fuselaje ancho sufrió algún retraso a causa de estos problemas, dice un alto ejecutivo del fabricante europeo.

Estas turbulencias llegan en un momento crítico para la estadounidense Boeing y Airbus, una unidad de European Aeronautics Defence & Space Co., porque ambas han sobrepasado sus presupuestos para proyectos de desarrollo en miles de millones de dólares. Airbus trata desde 2006 de resolver los problemas de instalación de cableado en su superjumbo gigante de dos pisos A380. En lo que va del año, Boeing también ha sufrido retrasos en la construcción de su Dreamliner 787 debido a que proveedores ubicados en lugares remotos que desarrollan nuevos componentes avanzados han sido incapaces de cumplir con sus fechas de entrega.

Ritmo frenético

En medio de estas tensiones financieras, las dos compañías se están apurando para impulsar sus ingresos mediante una producción acelerada de sus modelos existentes más populares. Actualmente, Airbus está construyendo aviones a un ritmo récord y Boeing también está produciendo su máximo número de aviones desde 2001.

Sin embargo, ahora, la producción de los modelos antiguos también enfrenta contratiempos. Los ejecutivos de las dos compañías sugieren que estos inconvenientes pueden afectar los resultados financieros para este año, pese a que ninguna ha emitido todavía una advertencia sobre un posible declive en sus ganancias. Airbus, por ejemplo, ha incurrido en grandes pagos de horas extraordinarias y ha perdido productividad porque la falta de ciertas partes ha obligado a la línea de ensamblaje a funcionar fuera de su secuencia programada.

Airbus aún no ha visto ninguna cancelación debido a los retrasos, "pero está alarmantemente cerca. Hemos dado enormes saltos mortales" para conseguir entregar los aviones a tiempo, dice Tom Williams, subdirector de programas de Airbus.

Los retrasos en la instalación de equipos les salen especialmente caros a Airbus y Boeing porque los aviones, con precios de catálogo que fácilmente superan los $200 millones dólares cada uno, deben salir de la fábrica para esperar pacientemente a que lleguen los componentes que faltan.

"Uno está con un gran activo que no se mueve, esperando por una cocina", lamenta Steve Schaffer, subdirector y gerente general de gestión de proveedores de Boeing.

Al igual que cuando enfrentaron la escasez de componentes más complejos, los dos fabricantes tratan de solucionar sus problemas de producción mediante la intromisión en las operaciones de sus proveedores. Ambos han organizado lo que Williams denomina "equipos de emergencia" de ingenieros, especialistas en la cadena de suministro, expertos de fabricación e incluso trabajadores manuales.

Boeing y Airbus dicen que, desde hace un año aproximadamente, los retrasos también han afectado la producción de sus modelos más antiguos. El problema fundamental, aseguran ambos, es que las compañías que producen los equipos como las cocinas para aviones, retretes y asientos de la clase ejecutiva son a menudo relativamente pequeñas. La mayoría carece de los recursos para ampliar con rapidez sus departamentos de diseño y producción cuando los pedidos se acumulan de repente.

Tim Clark, presidente ejecutivo de Emirates, dice que el retraso ha perjudicado el plan de expansión de su compañía para volar a la costa Oeste de Estados Unidos. "Hemos anunciado fechas definitivas en tres ocasiones sólo para tener que cancelarlas por culpa de los retrasos de las cocinas de Sell", dice Clark, en referencia al proveedor de partes para aviones Sell GmbH.

Otras áreas problemáticas incluyen los asientos de primera clase y ejecutiva y los lavabos. Los asientos de primera clase están hechos a medida en cantidades pequeñas e incorporan sistemas como puertos de electricidad, motores que hacen que los asientos se desplieguen y avanzados sistemas de iluminación. A su vez, los lavabos, pese a ser más estandarizados, se están especializando cada vez más.

martes, 6 de mayo de 2008

Toma forma el gran sueño de Boeing

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El Dreamliner es un avión que mucha gente nunca esperó que fuera construido, especialmente por Boeing. Un bando considerable creía que Boeing, la empresa que anunció la Era del Jet, ya no tenía lo que se necesita para construir un avión comercial completamente nuevo.

Contento de ajustar y modificar versiones de su familia de aviones, como el 737 y el 747, Boeing ya había vivido su apogeo como empresa que define a la aviación comercial. Desde 1994, cuando el último modelo completamente nuevo de Boeing, el 777, remontó el vuelo, el principal rival de Boeing, Airbus, era quien mandaba en innovación aeroespacial.

El Dreamliner, también conocido como el 787, es la apuesta de Boeing para recuperar su título, no sólo como líder en ventas generales de jets comerciales, sino también como visionario para una industria.

Más ligero, más silencioso y más cómodo, el 787 está diseñado para volar una mayor distancia con menos combustible que cualquier avión comercial existente. Es el futuro. Es decir, tan pronto como sea entregado.

Desde que se puso a la venta en el 2003, Boeing ya le ha vendido 892 Dreamliners a 57 clientes en todo el mundo. A un precio de lista de 162 millones de dólares, eso suma aproximadamente 145 mil millones de dólares. Sin embargo, ni un solo Dreamliner ha volado aún, y el 787 tiene un retraso de más de un año en sus entregas.

Un motivo es que Boeing ha sido excesivamente innovador. Cuando decidió crear una nueva aeronave, la compañía también decidió crear un nuevo proceso de manufactura. Para esto Boeing, detalló las especificaciones de cada parte y les pidió a sus proveedores que construyeran las partes de acuerdo al plan.

Ese proceso incluye docenas de socios en todo el mundo, que construyen y pre-ensamblan piezas grandes del avión. El trabajo de Boeing consiste en administrar esta remota cadena de suministro y asegurar que las partes ensamblen impecablemente en la planta de Everett, Washington. Eso les toma poco menos de tres días. Mucho menos tiempo del que les tomaría si fabricarán todo ellos solo.

Ensamblando el Boeing 777

Eso, también, es el futuro, pero sólo si Boeing puede descubrir cómo hacerlo bien. La mayoría de los retrasos en el 787 pueden rastrearse a un puñado de proveedores que no lograron incrementar su producción con la rapidez suficiente, en partes que van desde pequeños sujetadores de metal hasta secciones completas del fuselaje posterior.

A medida que los clientes se impacientan, la reputación de Boeing está en juego. Dice Pat Shanahan, director de proyecto del 787: "Qué tan bien hagamos esto definirá las bases para la fabricación de aviones comerciales en el futuro. Ésa es la gran apuesta".

Aunque los ingenieros y ensambladores del proceso de fabricación del Dreamliner en todo el mundo están sumamente conscientes de la decepción y las consecuencias de los retrasos, existe una creencia inquebrantable de que el 787 volará pronto, y que algún día será reconocido como el avión que trazó la siguiente era de la aviación comercial.





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