martes, 6 de noviembre de 2007

En la nueva era global, no basta con saber inglés, también hay que entenderlo. Got it?


Por: Phred Dvorak
The Wall Street Journal

Aprendiendo el doble sentido en inglés: Aunque muchas personas saben hablar inglés como segundo idioma, muchos se pierden en las sutilezas del lenguaje, acentos y diferencias culturales. Es por esto que las empresas que enseñan inglés están abriendo cursos para contextualizar el idioma.

El año pasado, la consultora estadounidense Computer Sciences Corp. hizo una petición peculiar a la firma que les enseña inglés a sus empleados repartidos en 49 países del mundo. CSC quería que la empresa les diera lecciones sobre cómo detectar el sarcasmo.

Bente Holm Skov, director europeo de aprendizaje de CSC, dice que incluso los empleados que entienden el inglés de sus colegas a menudo se confunden con su sentido del humor.

GlobalEnglish Corp., que ofrece lecciones de inglés en línea para empresas como CSC, aún no da consejos para manejar el sarcasmo, pero está trabajando en ello. La compañía dice que es una de las peticiones más extrañas que ha recibido a medida que el inglés, la lengua por excelencia del comercio global, se extiende dentro de las multinacionales. Los clientes buscan ayuda para navegar por las diferentes culturas, para entender los acentos árabes o indios y para hablar inglés de manera elocuente, afirma Mahesh Ram, subdirector de desarrollo de negocios de GlobalEnglish.

Las solicitudes que reciben GlobalEnglish y otras compañías de idiomas sugieren que los empleados no siempre entienden lo que otro colega dice, incluso si hablan la misma lengua.

"El desafío está en asegurar que la gente no sólo aprenda la gramática y el vocabulario, sino que sea capaz de entender", dice Christian Standaert, gerente general de la universidad corporativa de la siderúrgica ArcelorMittal.



Los cambios en el comercio internacional acentúan los problemas. Muchas compañías adoptan el inglés como su lenguaje principal, incluso aquellas como ArcelorMittal, que operan en países donde no se habla inglés. Standaert calcula que el inglés es el lenguaje materno de sólo 10% de los 320.000 empleados de la empresa.

Los desafíos de comunicación no se pueden resolver con vocabularios más amplios. Richard Taylor, quien se encargaba de este tipo de instrucción en la agencia de noticias Reuters Group, y que ahora ocupa un cargo similar en la compañía agroindustrial Cargill Inc., asegura que los empleados que trabajan en equipos internacionales deben clarificar el significado de todo, desde las fechas de cierre hasta las frases más comunes y no pueden asumir que los matices siempre se entiendan.

En Reuters, los programadores estadounidenses que les decían a sus colegas tailandeses que les "gustaría" que algo estuviera listo en una fecha específica a menudo se sorprendían cuando estos no cumplían con el plazo, dice Taylor. El problema radicaba en que los tailandeses entendían la orden de sus colegas como una preferencia, como decir "me gustaría un poco de agua", dice.

Para evitar esos problemas, Taylor les enseñó a los gerentes de Reuters a comunicar sus instrucciones de manera explícita y a tener cuidado con las frases ambiguas. También advirtió a los líderes de cada equipo que, por ejemplo, especificaran que una reunión programada para las 8 de la mañana comenzaría a tiempo, no varios minutos después. También les dijo que era posible que los empleados de algunas culturas, en particular la de Asia, dijeran que "sí" incluso cuando no estaban de acuerdo.

Para responder a estas necesidades, muchas escuelas de inglés, como Berlitz International Inc., han incluido la enseñanza cultural entre sus ofertas. Algunas han dado el salto a la asesoría de gestión, a medida que sus clientes solicitan ayuda con habilidades como motivar a los empleados o resolver conflictos.

La británica York Associates empezó en 1980 a ofrecer clases de inglés a empresas. Pero ahora, su director Bob Dignen dice que pasa más tiempo ayudando a los ejecutivos de grandes compañías europeas a liderar equipos de trabajo internacionales y diseñando presentaciones para audiencias de diferentes culturas.

Una vez, Dignen advirtió a un banquero sueco que la presentación que planeaba dar a la gerencia de un banco de Estonia que su firma había adquirido hacía poco tal vez no tendría un gran impacto. El inglés estaba bien, pero Dignen sugirió que los estonios responderían mejor a un estilo más energético del que estaban acostumbrados en Suecia. Le aconsejó a su cliente que cambiara frases como "es bueno que" a "es vitalmente importante que", y que mostrara empatía al responder a las inquietudes de los banqueros estonios.

"Mucha gente cree que necesita practicar la gramática cuando lo que necesita son aptitudes de gerencia", dice Dignen.

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