En momentos en que las turbulencias económicas han vuelto a poner en riesgo los pronósticos de la Reserva Federal de Estados Unidos, es probable que la Fed anuncie la próxima semana su tercer recorte de tasas de interés.
Es posible que el banco central estadounidense considere un recorte más amplio, pero tendrá dificultades para justificarlo, ya que hace sólo unas semanas pensaban que ya no se necesitarían más recortes.
Los riesgos entre un crecimiento más débil y una mayor inflación están equilibrados. Con ello, la Fed dejaría la puerta abierta para realizar recortes adicionales sin crear la presunción de que son inevitables.
Los analistas también creen que la Fed podría mejorar el funcionamiento de los mercados financieros al recortar su tasa de descuento -la que cobra por los préstamos directos que hace a los bancos- o al prolongar el plazo de esos créditos.
Es posible que el banco central estadounidense considere un recorte más amplio, pero tendrá dificultades para justificarlo, ya que hace sólo unas semanas pensaban que ya no se necesitarían más recortes.
Los riesgos entre un crecimiento más débil y una mayor inflación están equilibrados. Con ello, la Fed dejaría la puerta abierta para realizar recortes adicionales sin crear la presunción de que son inevitables.
Los analistas también creen que la Fed podría mejorar el funcionamiento de los mercados financieros al recortar su tasa de descuento -la que cobra por los préstamos directos que hace a los bancos- o al prolongar el plazo de esos créditos.
Fuerzas que pesan
Las crecientes pérdidas de las instituciones financieras, vinculadas a complejos instrumentos hipotecarios, han provocado una caída bursátil. Además, han llevado a que los inversionistas se hayan vuelto reacios a adquirir cualquier tipo de deuda nueva, incluyendo valores respaldados por hipotecas.
Las pérdidas por préstamos incobrables han dejado su huella en el capital de los bancos mientras que, simultáneamente, los bancos se han visto forzados a expandir sus balances generales para absorber activos de las inversiones fuera de sus libros contables que se han desplomado debido a la crisis inmobiliaria y crediticia.
Los bancos todavía tienen la capacidad de prestar, ya que su capital excede cómodamente las exigencias jurídicas en casi todos los escenarios, excepto los más apocalípticos. El problema es que están menos dispuestos a prestar, ya sea porque la economía estadounidense se está debilitando o porque anticipan una mayor presión sobre su capital. Incluso son reacios a prestarse entre sí. La Libor -la tasa de interés que los bancos, principalmente europeos, cobran para préstamos de corto plazo entre ellos- se ha disparado, en especial para los préstamos cuyo plazo excede este año.
La principal preocupación de los funcionarios de la Fed, encabezados por su presidente Ben Bernanke, no es la economía actual. El temor es que, tras ajustar fuertemente los términos de los créditos hipotecarios, los bancos y otros prestamistas hagan lo mismo con los créditos para empresas pequeñas y medianas y con las tarjetas de crédito para los consumidores. Bernanke ha advertido que esta actitud podría “imponer restricciones adicionales a la actividad en el mercado inmobiliario y otros sectores sensibles al crédito”.
Las crecientes pérdidas de las instituciones financieras, vinculadas a complejos instrumentos hipotecarios, han provocado una caída bursátil. Además, han llevado a que los inversionistas se hayan vuelto reacios a adquirir cualquier tipo de deuda nueva, incluyendo valores respaldados por hipotecas.
Las pérdidas por préstamos incobrables han dejado su huella en el capital de los bancos mientras que, simultáneamente, los bancos se han visto forzados a expandir sus balances generales para absorber activos de las inversiones fuera de sus libros contables que se han desplomado debido a la crisis inmobiliaria y crediticia.
Los bancos todavía tienen la capacidad de prestar, ya que su capital excede cómodamente las exigencias jurídicas en casi todos los escenarios, excepto los más apocalípticos. El problema es que están menos dispuestos a prestar, ya sea porque la economía estadounidense se está debilitando o porque anticipan una mayor presión sobre su capital. Incluso son reacios a prestarse entre sí. La Libor -la tasa de interés que los bancos, principalmente europeos, cobran para préstamos de corto plazo entre ellos- se ha disparado, en especial para los préstamos cuyo plazo excede este año.
La principal preocupación de los funcionarios de la Fed, encabezados por su presidente Ben Bernanke, no es la economía actual. El temor es que, tras ajustar fuertemente los términos de los créditos hipotecarios, los bancos y otros prestamistas hagan lo mismo con los créditos para empresas pequeñas y medianas y con las tarjetas de crédito para los consumidores. Bernanke ha advertido que esta actitud podría “imponer restricciones adicionales a la actividad en el mercado inmobiliario y otros sectores sensibles al crédito”.
La Fed también evalúa riesgos menos probables pero más inquietantes: que los precios de los bienes raíces caigan más rápido, provocando que la tasa de morosidad se dispare, intensificando así la contracción en el mercado del crédito.
A pesar de que la mayoría de los funcionarios de la Fed pensaba que con el recorte del 31 de octubre era suficiente, Bernanke y sus asesores más cercanos comenzaron a cambiar de opinión y dar discursos en ese sentido. Eso sembró rumores de que la Fed estaba dividida respecto a qué rumbo seguir.
A pesar de que la mayoría de los funcionarios de la Fed pensaba que con el recorte del 31 de octubre era suficiente, Bernanke y sus asesores más cercanos comenzaron a cambiar de opinión y dar discursos en ese sentido. Eso sembró rumores de que la Fed estaba dividida respecto a qué rumbo seguir.
Sin embargo, funcionarios del propio banco atribuyen los mensajes contradictorios principalmente a la volatilidad del entorno económico.
0 comments:
Publicar un comentario