miércoles, 5 de diciembre de 2007

Tal vez la economía global no sea inmune a una desaceleración de Estados Unidos


La noción de que los mercados emergentes y Europa compensarán una caída de EE.UU. es cuestionada

Ante el creciente temor de que la crisis inmobiliaria y del mercado de crédito de Estados Unidos empeorará, una idea que antes todo el mundo aceptaba se está poniendo a prueba: Europa y Asia entrarían a escena para proteger a la economía global de los efectos de un bajón económico en EE.UU.

Hace menos de dos meses, el Fondo Monetario Internacional ofreció la visión extraordinariamente optimista de que el crecimiento global apenas se reduciría a 4.8% en 2008, frente al 5.2% estimado para este año. Pero este pronóstico ya no parece tan certero.

“Queda bastante claro que los riesgos de que el crecimiento mundial se contraiga han aumentado desde que nos reunimos la última vez en el FMI”, afirmó hace poco David Dodge, el gobernador del banco central de Canadá.

Los precios de las viviendas en EE.UU. y otros países continúan descendiendo, los bancos estadounidenses y europeos han anunciado pérdidas millonarias relacionadas a hipotecas, los títulos bursátiles en gran parte del mundo han caído en picada y la reticencia de los bancos a prestar dinero -incluso entre ellos mismos- ha exigido la intervención de la Reserva Federal de EE.UU. y del Banco Central Europeo.

¿Apuesta equivocada?

La noción de que el resto del mundo se ha “desacoplado” de EE.UU. comenzó a esparcirse a inicios de este año. Esto porque las economías internacionales, en especial las de los mercados emergentes, han continuado con un crecimiento sólido, mientras que Europa y Japón parecían disfrutar de una muy anticipada mejora.

En esencia, éste concluye que la actual debilidad de la economía estadounidense proviene en gran parte de los problemas en el sector inmobiliario. Y los bienes raíces es un sector menos global que, por ejemplo, la tecnología u otros campos de la economía de EE.UU. Esas son buenas noticias para el resto del mundo.

Esto, junto al alza de los precios del petróleo y el fantasma de una contracción global del crédito, está cambiando el cuadro.

Europa muestra signos de flaqueza, mientras que Japón corre el riesgo de volver a caer en una recesión. Aunque las economías emergentes como la de China siguen a todo vapor, los recientes desplomes de sus mercados bursátiles sugieren que los inversionistas comienzan a dudar de que esos países sean inmunes a un bajón en EE.UU.

“Creo que, hasta cierto punto, el mercado está apostando al desacoplamiento”, dice Jacques Cailloux, economista jefe para la zona euro del banco escocés Royal Bank of Scotland. “Pero creo que es la apuesta equivocada”.

Señales de debilidad

“El riesgo que corre Europa de una desaceleración es mucho más serio de lo que la mayoría de la gente cree”, dice Simon Johnson, economista jefe del FMI. “Si EE.UU. se desacelera y Europa se desacelera, ello afectaría el comercio… y no hay ningún monto de reservas suficiente que los mercados emergentes puedan tener para protegerse contra una sequía del mercado”.

La situación en Asia

Esta situación pone a Japón en un riesgo en especial. Pese a una expansión que ya dura casi seis años y a los esfuerzos por impulsar la demanda interna, el país sigue dependiendo mucho de las exportaciones, dice Paul Sheard, economista global de Lehman Brothers. “Por primera vez uno mira a Japón y dice: ‘¿Podría su economía caer nuevamente en una recesión?’”

Aunque los riesgos para otras economías asiáticas no parecen tan altos como los de Japón, los inversionistas han estado vendiendo acciones. El descenso de la bolsa de Seúl, que este mes fue de 10%, es una señal poderosa. Las compañías de Corea del Sur se orientan hacia la exportación y acarrean fuertes deudas, por lo que son vistas como especialmente sensibles a cambios en el crecimiento mundial y la disponibilidad de crédito global.
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