-Descubre el ABC del modelo de alimentación del Mediterráneo y conoce la base de la cocina de España, Italia y Grecia
Basándose en los alimentos de la zona, los diferentes pueblos mediterráneos fueron conformando un modelo alimenticio rico en ácidos grasos monoinsaturados, como los que se presentan en el aceite de oliva; los ácidos grasos omega 3, que se encuentran en el pescado; y el efecto cardioprotector del vino.
Aunque algunos estudios realizados a mediados del siglo XX ya confirmaban sus beneficios, los especialistas en nutrición y medicina que participaron en la conferencia internacional sobre la Dieta Mediterránea en el año 2000, concluyeron que este régimen alimenticio ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes.
El secreto mediterráneo
Adereza con aceite de oliva
Esta sustancia es rica en vitaminas A, D, E y K, y favorece la absorción del calcio, fósforo, magnesio y zinc. Se ha comprobado que reduce el riesgo de sufrir padecimientos cardiovasculares al aumentar el colesterol bueno (HDL).
Por su elevada cantidad de polifenoles, también funciona como un antioxidante natural, lo que permite retrasar la aparición de enfermedades degenerativas e incluso el envejecimiento. Además, ayuda al proceso digestivo, pues facilita el tránsito intestinal y elimina la acidez gástrica.
Frutos frescos y secos, verduras y legumbres son básicos
Al consumir grandes cantidades de frutas, verduras y hortalizas se obtienen las suficientes vitaminas, minerales y fibra para el cuerpo. No son un alimento pesado y, además, nos aportan grandes cantidades de agua.
Los cereales son imprescindibles
Gracias al alto contenido de carbohidratos que contienen las pastas, el arroz y el pan se adquiere la energía necesaria para rendir durante el día.
Frescura ante todo
Privilegiar los alimentos frescos por encima de los procesados es lo mejor, pues contienen más nutrientes y dan mejor sabor y olor a cada platillo.
¡Vivan los lácteos!
Además de ser fuentes importantes de calcio y fósforo, así como de vitaminas, los derivados de la leche ayudan a tener una flora intestinal sana.
Carnívoros moderados
La dieta sí incluye la carne roja, pero en cantidades pequeñas, la idea es ingerir las proteínas, hierro y grasas necesarios para nuestro buen funcionamiento.
Huevo y pescado
Para recibir los beneficios de los ácidos grasos omega 3 es importante comer pescado con regularidad, al menos 4 veces a la semana. Y para no excedernos en el consumo de carne, una alternativa para consumir proteínas y minerales es el huevo, pero la recomendación máxima es de máximo 4 por semana.
Fruta fresca de postre
Cuando se te antoje un dulce al final de la comida elige una fruta fresca, ello te permitirá no exceder la ingesta calórica. Claro que de vez en cuando comer un helado o un pastel no está mal, pero que no sea tan seguido.
Vino protector
El consumo moderado de vino y como acompañamiento de los alimentos, favorece al sistema circulatorio, especialmente al corazón, disminuye el colesterol malo (LDL) e incrementa el bueno (HDL). Además, es rico en antioxidantes al igual que las uvas oscuras.
Sus beneficios en la salud
Las sustancias que contienen los alimentos de la dieta mediterránea ayudan a:
Corazón fuerte
Mejorar la calidad de las sangre y dar un balance adecuado a la cantidad de colesterol y triglicéridos, así como disminuir la oxidación de las células del cuerpo y optimizar las funciones endoteliales, lo que disminuye riesgos de una enfermedad cardiaca.
Evita el cáncer
Consumir pocas grasas saturadas reduce el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer.
Control de peso
Con esta dieta podrías evitar el sobrepeso y la obesidad, además de la probabilidad de padecer diabetes. Aliméntate de una forma moderada.
Basándose en los alimentos de la zona, los diferentes pueblos mediterráneos fueron conformando un modelo alimenticio rico en ácidos grasos monoinsaturados, como los que se presentan en el aceite de oliva; los ácidos grasos omega 3, que se encuentran en el pescado; y el efecto cardioprotector del vino.
Aunque algunos estudios realizados a mediados del siglo XX ya confirmaban sus beneficios, los especialistas en nutrición y medicina que participaron en la conferencia internacional sobre la Dieta Mediterránea en el año 2000, concluyeron que este régimen alimenticio ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes.
El secreto mediterráneo
Adereza con aceite de oliva
Esta sustancia es rica en vitaminas A, D, E y K, y favorece la absorción del calcio, fósforo, magnesio y zinc. Se ha comprobado que reduce el riesgo de sufrir padecimientos cardiovasculares al aumentar el colesterol bueno (HDL).
Por su elevada cantidad de polifenoles, también funciona como un antioxidante natural, lo que permite retrasar la aparición de enfermedades degenerativas e incluso el envejecimiento. Además, ayuda al proceso digestivo, pues facilita el tránsito intestinal y elimina la acidez gástrica.
Frutos frescos y secos, verduras y legumbres son básicos
Al consumir grandes cantidades de frutas, verduras y hortalizas se obtienen las suficientes vitaminas, minerales y fibra para el cuerpo. No son un alimento pesado y, además, nos aportan grandes cantidades de agua.
Los cereales son imprescindibles
Gracias al alto contenido de carbohidratos que contienen las pastas, el arroz y el pan se adquiere la energía necesaria para rendir durante el día.
Frescura ante todo
Privilegiar los alimentos frescos por encima de los procesados es lo mejor, pues contienen más nutrientes y dan mejor sabor y olor a cada platillo.
¡Vivan los lácteos!
Además de ser fuentes importantes de calcio y fósforo, así como de vitaminas, los derivados de la leche ayudan a tener una flora intestinal sana.
Carnívoros moderados
La dieta sí incluye la carne roja, pero en cantidades pequeñas, la idea es ingerir las proteínas, hierro y grasas necesarios para nuestro buen funcionamiento.
Huevo y pescado
Para recibir los beneficios de los ácidos grasos omega 3 es importante comer pescado con regularidad, al menos 4 veces a la semana. Y para no excedernos en el consumo de carne, una alternativa para consumir proteínas y minerales es el huevo, pero la recomendación máxima es de máximo 4 por semana.
Fruta fresca de postre
Cuando se te antoje un dulce al final de la comida elige una fruta fresca, ello te permitirá no exceder la ingesta calórica. Claro que de vez en cuando comer un helado o un pastel no está mal, pero que no sea tan seguido.
Vino protector
El consumo moderado de vino y como acompañamiento de los alimentos, favorece al sistema circulatorio, especialmente al corazón, disminuye el colesterol malo (LDL) e incrementa el bueno (HDL). Además, es rico en antioxidantes al igual que las uvas oscuras.
Sus beneficios en la salud
Las sustancias que contienen los alimentos de la dieta mediterránea ayudan a:
Corazón fuerte
Mejorar la calidad de las sangre y dar un balance adecuado a la cantidad de colesterol y triglicéridos, así como disminuir la oxidación de las células del cuerpo y optimizar las funciones endoteliales, lo que disminuye riesgos de una enfermedad cardiaca.
Evita el cáncer
Consumir pocas grasas saturadas reduce el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer.
Control de peso
Con esta dieta podrías evitar el sobrepeso y la obesidad, además de la probabilidad de padecer diabetes. Aliméntate de una forma moderada.
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