Los investigadores han confirmado en el laboratorio lo que ya sabían los defraudadores: a medida que envejecen, hasta las personas que parecen en control de las cosas podrían tener problemas para tomar buenas decisiones.
Los investigadores basaron sus hallazgos en pruebas aplicadas a dos grupos de personas saludables, uno de 26 a 55 años, el otro de 56 a 85 años. El objetivo era ver qué tan bien utilizaban los voluntarios de más edad las habilidades que a menudo se les exigen cuando toman decisiones en la vida real sobre actividades como inversiones, seguros y planeación patrimonial.
"Tales decisiones serían un reto incluso para los adultos jóvenes", apuntaron los investigadores en la revista Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York.
Incluso alguien con alto intelecto y buena memoria, agregó el estudio, podría sufrir cambios en la parte prefrontal del cerebro que afecta el comportamiento.
Los investigadores, dirigidos por Natalie L. Denburg de la Universidad de Iowa, usaron un test tipo apuestas en el que las personas sacan barajas de cuatro mazos de cartas diferentes. Dos mazos son malos, pues dan recompensas a corto plazo, pero pérdidas a largo plazo.
Los otros dos mazos hacen lo contrario. La mayoría de la gente primero saca muchas cartas de los mazos malos y luego cambia. En el estudio, muchos de los participantes ancianos siguieron con los mazos malos.
Los investigadores basaron sus hallazgos en pruebas aplicadas a dos grupos de personas saludables, uno de 26 a 55 años, el otro de 56 a 85 años. El objetivo era ver qué tan bien utilizaban los voluntarios de más edad las habilidades que a menudo se les exigen cuando toman decisiones en la vida real sobre actividades como inversiones, seguros y planeación patrimonial.
"Tales decisiones serían un reto incluso para los adultos jóvenes", apuntaron los investigadores en la revista Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York.
Incluso alguien con alto intelecto y buena memoria, agregó el estudio, podría sufrir cambios en la parte prefrontal del cerebro que afecta el comportamiento.
Los investigadores, dirigidos por Natalie L. Denburg de la Universidad de Iowa, usaron un test tipo apuestas en el que las personas sacan barajas de cuatro mazos de cartas diferentes. Dos mazos son malos, pues dan recompensas a corto plazo, pero pérdidas a largo plazo.
Los otros dos mazos hacen lo contrario. La mayoría de la gente primero saca muchas cartas de los mazos malos y luego cambia. En el estudio, muchos de los participantes ancianos siguieron con los mazos malos.
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