miércoles, 6 de febrero de 2008

Los hábitos del inversionista efectivo


El gurú Stephen R. Covey escribió en 1989 su famoso libro que vendió millones, Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, donde identifica características en común de individuos exitosos.

Un concepto que podemos tomar para hacer el ejercicio en materia de inversiones.

La idea es identificar aquellos hábitos que puedan llevar al inversionista a ser consistentemente exitoso en sus operaciones, dado su perfil de inversión personal, no obstante las condiciones del mercado.

Al final, el inversionista exitoso lo será por hacer bien las cosas, siete de ellas para ser exactos, y no por suerte o designio:

Hábito uno:

Determine sus objetivos de inversión. Invertir es ver hacia el futuro, es saber en dónde se quiere estar en el tiempo dado un ingreso y una edad; dada una cierta tolerancia al riesgo y dada la dirección de los planes personales de vida.

Los objetivos son la guía de las inversiones, si no se sabe hacia dónde se va, no se encontrará cómo ir.

Hábito dos:

Siga esos objetivos de inversión. La mejor manera de alcanzarlos es no perderlos de vista y tenerlos siempre en cuenta actuando para lograrlos. Uno de los mayores errores que comete el inversionista es desviarse de ellos.

Es entonces cuando después de un tiempo observa que los resultados de sus inversiones no concuerdan con sus objetivos, simple y sencillamente porque éstos se olvidaron en el camino.

Hábito tres:

Formúlese un plan personal. Sus necesidades difieren de las de otros inversionistas, por lo que su estrategia de inversión debe ser la adecuada nada más que para usted.

Su plan de inversión es una decisión personal. Actuar con impulsividad no resulta cuando de inversiones se trata.

Hábito cuatro:

Sea consistente y disciplinado. Si ha trabajado en un plan y está invirtiendo de acuerdo con él, es importante que lo cumpla por un periodo razonable. Recuerde tener paciencia.

Cambiar a menudo de estrategia de inversión puede resultar en desastre. Necesita darle tiempo a su plan y eso significa disciplinarse para cumplirlo.

Hábito cinco:

Siga el conocimiento no las emociones. Las emociones solas no deben de guiar sus inversiones. Puede usted tener ciertos sentimientos acerca de alguna inversión y es válido.

Sin embargo, documentándose e informándose, conociendo lo que dicen y opinan los analistas, tendrá mayores probabilidades de tener inversiones exitosas.

Hábito seis:

Si no entiende, no invierta. No entender una inversión en particular no significa que usted no es inteligente. Significa que no tiene asimilados todos los conceptos que la conllevan. El problema está cuando en lugar de aprender un poco más sobre la inversión en cuestión, el inversionista ansioso la adquiere con los peligros inherentes.

Posiblemente sea una inversión que conlleve más riesgos que los que usted quería correr y generalmente se entiende una vez que las cosas no fueron como se esperaban.

Hábito siete:

Asesórese profesionalmente. Invertir no es un asunto de corazonada o golpes de suerte. Nada reemplaza la información exacta ni al análisis profesional oportuno. Por eso, antes de invertir, conviene siempre asesorarse y evaluar las diferentes opciones.

Una vez más, la idea es incorporar cada uno de estos hábitos en el proceso personal de inversión. Esto puede llevar tiempo, pero una vez que se toma conciencia de ellos, que se hacen propios, pueden llegar a ser una importante herramienta para lograr ser un inversionista efectivo.
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