-Explican expertos las razones biológicas de las diferencias en la temperatura de las personas
Que si él tiene mucho calor y prende el aire acondicionado a toda hora; que si a ella le da frío en la noche y termina con todas las colchas en su lado de la cama.
Las parejas que difieren en "termostatos internos" son muchas, y cada una hace lo que puede para remediarlo. Para los médicos, esta condición es normal, ya que la temperatura y la sensibilidad al frío y al calor difieren entre cada persona.
Tal es el caso de la joven esposa Elizabeth Alvarado, de 24 años de edad, y su esposo, Ricardo Rodríguez, quienes en los primeros meses de casados conocieron un lado de sí mismos que tuvieron que aprender a manejar.
"El es más caluroso que yo, entonces, él pone el clima siempre y si yo tengo frío, él tiene calor". Elizabeth, vecina de la Colonia San Francisco, en Monterrey, asegura que ya es un hábito hacer posesión de las sábanas mientras duermen.
Aunque, últimamente, por su reciente embarazo, los cambios de temperatura bruscos son de ella. En los seres humanos la temperatura corporal es, en promedio, de 37 grados centígrados, aunque puede variar entre persona y persona, explicó el endocrinólogo y especialista en metabolismo César Lozano.
"Durante el sueño la temperatura se regula de otra manera y tiende a bajar, en las mujeres aumenta medio grado en la segunda parte del ciclo menstrual", explica.
"Es decir, cuando una mujer ovula le aumenta medio grado centígrado la temperatura y esto es un método para saber en qué momento está ovulando".
Para mantener constante la temperatura existen múltiples mecanismos, todos controlados por el cerebro, específicamente el hipotálamo, el cual equivale a este termostato interno que todos tenemos.
Y funciona de la misma manera, cuando la temperatura del cuerpo es baja éste funciona hasta alcanzar la temperatura adecuada; si la temperatura es mayor, funciona para que la temperatura baje.
Pero, ¿qué hace a una persona friolenta o calurosa?
"Se llama disautonomía", dijo Lozano, "y es una alteración del sistema nervioso autónomo, el cual regula muchas funciones del organismo, por el pulso, la presión, la temperatura y la respiración."Entonces, en algunas personas el sistema nervioso autónomo puede tener cierta variabilidad y hacer que una persona sea 'friolenta' o tenga mucha intolerancia al frío".
Pero también puede depender de factores tan simples como el sobrepeso, específicamente su volumen de grasa, el sedentarismo y la costumbre de algunas personas a estar siempre arropadas, aseguró el fisiólogo Jorge Valenzuela.
"También participa en esto la cantidad de calorías que ingiere la persona, como la cantidad de calorías eliminadas en el ejercicio".
Éstos, sin embargo, no son indicadores de nada serio, pero una diferencia en la sensibilidad hacia frío o el calor sí puede ser indicador de un problema de salud.
Lo que sí puede poner a una pareja en un aprieto, es la convivencia... ¿Cómo adaptarse al calor o al frío del otro?
Aprender a vivir con la temperatura del otro
Cuando esta diferencia en "termostatos" se vuelve un problema es porque en realidad ya hay un problema en la comunicación de la pareja, y ése es en realidad un pretexto para quizás sacar algún otro sentimiento, asegura el orientador familiar Samuel Rodríguez.
"Y sí hay casos de parejas así, pero se convierten en problema cuando están fallando otras áreas, cuando ya se viven otros 'problemitas'.
"Por decir un ejemplo, si se descompone el fregadero y el esposo no atiende rápido eso, de ahí se deriva ya la discusión de las diferencias en termostatos".
Es por esto que aunque suene trillado, es muy importante escuchar y dialogar con la pareja, dijo la psicóloga Patricia Elizondo.
"Se trata de negociar para no ir a una guerra. Tal vez suena muy drástico, pero no lo es. "La negociación nos permitirá evitar disgustos, molestias, enojos y frustraciones por parte de alguno o de ambos cónyuges, lo que nos evitará llegar a una guerra marital.
¿Cómo negociar? Depende de la capacidad de compartir de cada persona, de su madurez intelectual y afectiva, de su capacidad para aceptar cambios, de su tolerancia a la frustración, concluye.
"Hay que intentarlo todas las veces que sea necesario hasta que los dos estén conformes".
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