La vida transcurre en el tiempo, es una condición que impone la existencia y que no se puede prolongar como se quisiera.
Se tiene el tiempo limitado, ya sea para trabajar, comer o descansar. Y "no hay que dejar para mañana lo que podemos hacer hoy", pues no se sabe si habrá mañana. Por lo que es importante aprovechar y utilizar la razón 60 segundos por minuto.
El mismo tiempo
Todas las personas gozan de una misma cantidad de tiempo cada día, aunque hay quienes tienen un claro sentido de urgencia y aprovechan todas las oportunidades para hacer algo productivo.
Para otras, el tiempo no es factor que les presione, parece que tienen todo el tiempo del mundo. Estas personas tienden a la pasividad, a tomarse las cosas con calma y con frecuencia aplazan lo que tienen que hacer.
Y no faltan las personas que tienen el sentido preciso del tiempo, saben utilizarlo y cómo hacerlo rendir, consiguen los resultados deseados y además parece que disponen de más tiempo que los demás. Esto no es así: simplemente saben organizarse mejor.
Una sana visión del tiempo y la capacidad de organizarlo y administrarlo hacen que cualquier persona sea más eficiente y eficaz.
Es tan importante saber administrar el tiempo libre como se administra el dedicado al trabajo. Para hacerlo, hay que distinguir entre uno y otro y aprovechar los dos al máximo.
Administrando el tiempo
El tiempo es un tesoro invaluable, un recurso único; no es posible acumularlo ni reemplazarlo. Aunque muchas veces se desperdicia el tiempo. A partir de que se acepte esto, la persona está lista para dar el paso más provechoso de su vida: empezar a utilizar el tiempo disponible cada vez con mayor eficiencia.
El primer paso es cambiar actitudes y hábitos personales para valorar el tiempo.
Para ello es importante: Establecer objetivos, prioridades y responsabilidades. Esto se puede hacer a través de la elaboración de una lista de actividades por desempeñar, en la que se determine su importancia. Hay tres tipos de prioridades:
· Prioridad A: Hay que hacerlas. Son las actividades decisivas.
· Prioridad B: Debería hacerse. Estas tareas pueden contribuir a mejorar el desempeño, pero no son esenciales o no están enmarcadas dentro de un tiempo límite.
· Prioridad C: Agradables de hacer. Si se posponen o eliminan, no afectan el logro del objetivo deseados.
Eliminar actividades. Una vez que se han puesto las actividades en orden de importancia, se pueden eliminar aquellas que son innecesarias o inadecuadas.
Planear y fijar un horario para distribuir el tiempo. Elaborar una agenda donde se establezcan las tareas diarias específicas (por prioridades) y se les determine un tiempo, anticipándose a los obstáculos.
Sacar el mayor provecho del tiempo. Distinguir entre lo urgente (lo que requiere atención inmediata) y lo importante.
El elemento clave en el tiempo es el evento. Para que rinda éste, hay que ganar el control de dicho evento, planificando todo, tomando en cuenta todos los imprevistos que puedan suceder, ya sean circunstanciales, como son el tráfico, visitas o llamadas inesperadas, el pasar por alguien y que no esté listo, algún desperfecto, o provocadas por uno mismo como la tardanza en el arreglo personal y falta de orden, entre otros factores.
Con una buena administración del tiempo se puede:
· Mejorar la comunicación con quienes tratamos, porque podemos prestarles más atención y de otra manera no lo haríamos.
· Disponer de un tiempo para planear y realizar actividades que hemos ido posponiendo.
· Disminuir la ansiedad o el estrés de no llegar a una cita, por lo que vamos más tranquilos en el trayecto sin presiones que puedan llegar a causar un accidente.
· Planear y realizar otro tipo de actividades que ayuden al desarrollo personal.
Respetar el tiempo
Nosotros somos dueños y señores de nuestro tiempo, pero no del de los demás, por lo que es importante respetar su tiempo y no disponer de él como si fuera el nuestro.
También es importante enseñar a los hijos desde pequeños a respetar el tiempo de los demás, a utilizar la agenda aprovechando que en la mayoría de las escuelas se les enseña el uso de la agenda de tareas; esto y el manejo del tiempo les ayuda a ser más eficientes y disponer de un tiempo para jugar sin tenerlos que presionar.
Los más pequeños no tienen claro el sentido del tiempo, por lo que tienden a desesperarse rápidamente.
En algunas ocasiones se desaprovecha parte del día en ocupaciones no esenciales; es necesario determinar la forma en la que se emplea el tiempo, observar lo que se hace y lo que se debe realizar, y comprender que el problema no es el tiempo, sino la manera de administrar las actividades.
Tres Mentiras sobre el tiempo
1.-Creer que en algún momento se va a tener más tiempo del que se tiene ahora. Por más que se intente buscar más tiempo, un día tiene 24 horas, cada hora tiene 60 minutos y cada minuto 60 segundos.
2.-Creer que se puede ahorrar tiempo. El ahorro del tiempo no existe, pues no se puede ir acumulando, no se pueden guardar hoy dos horas para usarlas mañana.
3.-No tengo tiempo. Es como decir "no tengo vida". Es más bien una excusa para no hacer tal o cual cosa, o bien cuando no se quiere comprometer en algo que se nos pide, y no se quiere salir de la "zona de comodidad", pues aquello implica un cambio en la rutina.
Automáticamente nos estamos bloqueando sin darnos la oportunidad de saber que sí podemos con lo que nos están pidiendo, por lo cual hay que darnos la oportunidad de servir a los demás y sentirnos verdaderamente felices y realizados.
Para reflexionar:
· ¿Con qué frecuencia te sientes "sin tiempo" para realizar todas tus actividades?
· ¿Tienes elaborada una lista de actividades y clasificada por prioridades?
· ¿Cuánto tiempo te dedicas a ti mismo, a tus gustos y pasatiempos?