Seguramente has escuchado que cenar pesado cae mal y hasta puede provocar pesadillas, sobre todo cuando se ingieren ciertos alimentos que complican la digestión.
Y es que las grasas, las carnes y las harinas son parte de esa dieta pesada a la que hay que sacarle la vuelta, sobre todo por las noches, para evitar que se almacene en el organismo, provocando un aumento de peso.
Lo ideal, según la nutrióloga Susana Flores, es que el último alimento del día sea ligero, pues la actividad, tanto física como mental, disminuye con las horas de sueño.
"Toda la actividad que se realiza durante el día quema calorías, pero durante el sueño no hay actividad, entonces no hay quema de calorías, hay metabolismo básico y se trabaja con la pila de reserva, por lo tanto, todo lo que se consumió en este tiempo, se está almacenando y transformando en grasa", explica.
Una digestión normal, explica, tarda aproximadamente de dos a tres horas, dependiendo del alimento que se haya comido, y en este caso, los alimentos integrales y bajos en grasa hacen más rápida la digestión, en cambio, los alimentos altos en grasas y muy condimentados, provocan una lenta digestión que puede tardar más de tres horas.
Es decir, si cenas a las nueve de la noche, a las 12 apenas estas terminando la digestión, mientras tanto el estómago estará lleno de comida.
"Y si a esto se le suma una cena como tacos de carne con mucha grasa, condimento y chile, la digestión será más pesada, lenta y complicada, dando lugar a un sueño poco tranquilo".
Lo ideal, recalca, es que los tres tiempos de comida, tanto desayuno, como comida y cena, estén balanceados y con alimentos de cada grupo.
"El desayuno debe ser de alto contenido calórico, porque se va a desempeñar actividad física y mental durante al menos 12 horas y hay mucho tiempo de ayuno previo por la noche".
La comida del mediodía debe ser suficiente, pero de bajo contenido calórico e igual de balanceada, cuidando que no exceda las grasas para continuar con la jornada de trabajo.
"La cena debe ser ligera, es decir, baja en grasas, calorías y azúcares o de hidratos de carbono simples, por ejemplo, hay que preferir los cereales, de preferencia integrales y sin mucha azúcar añadida, así como las frutas y alguna ración del grupo de carnes y verduras".
Toma en cuenta que el último alimento del día no debe exceder las 400 calorías totales, y debe realizarse a una hora temprana, entre 7 y 8 de la noche.
"Después de la cena ya no se realiza la misma actividad física ni mental que se realizó durante toda la jornada del día, por lo que esas calorías se acumulan.
Por eso recalca que lo más indicado es cenar ligero, sin matarse de hambre, así como procurar realizar una pequeña caminata antes de dormir, para bajar la comida.
Y es que las grasas, las carnes y las harinas son parte de esa dieta pesada a la que hay que sacarle la vuelta, sobre todo por las noches, para evitar que se almacene en el organismo, provocando un aumento de peso.
Lo ideal, según la nutrióloga Susana Flores, es que el último alimento del día sea ligero, pues la actividad, tanto física como mental, disminuye con las horas de sueño.
"Toda la actividad que se realiza durante el día quema calorías, pero durante el sueño no hay actividad, entonces no hay quema de calorías, hay metabolismo básico y se trabaja con la pila de reserva, por lo tanto, todo lo que se consumió en este tiempo, se está almacenando y transformando en grasa", explica.
Una digestión normal, explica, tarda aproximadamente de dos a tres horas, dependiendo del alimento que se haya comido, y en este caso, los alimentos integrales y bajos en grasa hacen más rápida la digestión, en cambio, los alimentos altos en grasas y muy condimentados, provocan una lenta digestión que puede tardar más de tres horas.
Es decir, si cenas a las nueve de la noche, a las 12 apenas estas terminando la digestión, mientras tanto el estómago estará lleno de comida.
"Y si a esto se le suma una cena como tacos de carne con mucha grasa, condimento y chile, la digestión será más pesada, lenta y complicada, dando lugar a un sueño poco tranquilo".
Lo ideal, recalca, es que los tres tiempos de comida, tanto desayuno, como comida y cena, estén balanceados y con alimentos de cada grupo.
"El desayuno debe ser de alto contenido calórico, porque se va a desempeñar actividad física y mental durante al menos 12 horas y hay mucho tiempo de ayuno previo por la noche".
La comida del mediodía debe ser suficiente, pero de bajo contenido calórico e igual de balanceada, cuidando que no exceda las grasas para continuar con la jornada de trabajo.
"La cena debe ser ligera, es decir, baja en grasas, calorías y azúcares o de hidratos de carbono simples, por ejemplo, hay que preferir los cereales, de preferencia integrales y sin mucha azúcar añadida, así como las frutas y alguna ración del grupo de carnes y verduras".
Toma en cuenta que el último alimento del día no debe exceder las 400 calorías totales, y debe realizarse a una hora temprana, entre 7 y 8 de la noche.
"Después de la cena ya no se realiza la misma actividad física ni mental que se realizó durante toda la jornada del día, por lo que esas calorías se acumulan.
Por eso recalca que lo más indicado es cenar ligero, sin matarse de hambre, así como procurar realizar una pequeña caminata antes de dormir, para bajar la comida.
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