Preocuparse por la salud es bueno, pero cuando empiezas a hacerlo de forma excesiva, alucinando enfermedades que ni siquiera tienes ¡cuidado!, puedes estar sufriendo de hipocondria.
Una pequeña cortada, un nuevo lunar o un simple estornudo, que la mayoría de las personas consideran insignificantes, para los hipocondriacos son signos de un grave padecimiento que puede derivar en cáncer o tumores malignos.
"La hipocondría es un trastorno mental y afectivo donde el paciente cree que sufre alguna enfermedad y se sugestiona con los síntomas", explica la psicóloga Guadalupe Elizabeth Morales Martínez.
Sucede a cualquier edad, pero las estadísticas recientes determinan que los adultos mayores la presentan con mayor frecuencia porque están en una etapa de cambios en su salud que les genera cierto estrés.
El origen de dicho trastorno está asociado con rasgos de ansiedad y depresión, que al no controlarse oportunamente pueden agudizarse a tal grado que el paciente pierde contacto con la realidad para dedicarse sólo a atender su enfermedad imaginaria, advierte Morales.
Sin considerarse un padecimiento hereditario, es probable que en la familia de un hipocondriaco haya otro que también lo sea.
Bien seguros
Antes de determinar que el paciente sufre de hipocondria es importante que el médico asegure que no tiene una enfermedad física real, porque después de centrar su atención emocional en una función biológica puede presentar reacciones psicosomáticas.
"Si la preocupación se prolonga por más de seis meses sin tener evidencia física o biológica que compruebe la presencia de alguna enfermedad, entonces se debe a un trastorno psicológico", señala.
El primer criterio para diagnosticarlo es cuando el paciente habla de su padecimiento de forma sumamente detallada, mejor que un médico, refiere sus síntomas con precisión y hasta sabe medir su frecuencia cardiaca, pulso y temperatura con exactitud.
Otra señal de alerta es cuando visitan diferentes médicos en busca de un diagnóstico que reconozca su enfermedad porque conoce el nombre específico y tiene la suficiente información para describirla, indica.
A curarse
"Los pacientes con un nivel avanzado de hipocondria tienen trastornos obsesivo-compulsivos", explica la psicóloga, "creen que van a contagiarse de virus y bacterias al estar en contacto con otras personas o en ciertos lugares".
Su nivel de estrés es tan alto y su ansiedad tan incontrolable que les impiden hacer su vida normal, además de que pueden hacerse daño automedicándose.
"En casos avanzados se sugiere la supervisión de un psiquiatra para que prescriba un tratamiento de fármacos acompañado de terapia psicológica", menciona la especialista.
De lo contrario se sugieren técnicas terapéuticas para eliminar el miedo, la ansiedad y la preocupación excesiva sobre su estado de salud.
"Hay que acudir con especialistas, generalmente psicólogos de la salud, psicoanalistas y especialistas en cognición conductual", puntualiza.
Una pequeña cortada, un nuevo lunar o un simple estornudo, que la mayoría de las personas consideran insignificantes, para los hipocondriacos son signos de un grave padecimiento que puede derivar en cáncer o tumores malignos.
"La hipocondría es un trastorno mental y afectivo donde el paciente cree que sufre alguna enfermedad y se sugestiona con los síntomas", explica la psicóloga Guadalupe Elizabeth Morales Martínez.
Sucede a cualquier edad, pero las estadísticas recientes determinan que los adultos mayores la presentan con mayor frecuencia porque están en una etapa de cambios en su salud que les genera cierto estrés.
El origen de dicho trastorno está asociado con rasgos de ansiedad y depresión, que al no controlarse oportunamente pueden agudizarse a tal grado que el paciente pierde contacto con la realidad para dedicarse sólo a atender su enfermedad imaginaria, advierte Morales.
Sin considerarse un padecimiento hereditario, es probable que en la familia de un hipocondriaco haya otro que también lo sea.
Bien seguros
Antes de determinar que el paciente sufre de hipocondria es importante que el médico asegure que no tiene una enfermedad física real, porque después de centrar su atención emocional en una función biológica puede presentar reacciones psicosomáticas.
"Si la preocupación se prolonga por más de seis meses sin tener evidencia física o biológica que compruebe la presencia de alguna enfermedad, entonces se debe a un trastorno psicológico", señala.
El primer criterio para diagnosticarlo es cuando el paciente habla de su padecimiento de forma sumamente detallada, mejor que un médico, refiere sus síntomas con precisión y hasta sabe medir su frecuencia cardiaca, pulso y temperatura con exactitud.
Otra señal de alerta es cuando visitan diferentes médicos en busca de un diagnóstico que reconozca su enfermedad porque conoce el nombre específico y tiene la suficiente información para describirla, indica.
A curarse
"Los pacientes con un nivel avanzado de hipocondria tienen trastornos obsesivo-compulsivos", explica la psicóloga, "creen que van a contagiarse de virus y bacterias al estar en contacto con otras personas o en ciertos lugares".
Su nivel de estrés es tan alto y su ansiedad tan incontrolable que les impiden hacer su vida normal, además de que pueden hacerse daño automedicándose.
"En casos avanzados se sugiere la supervisión de un psiquiatra para que prescriba un tratamiento de fármacos acompañado de terapia psicológica", menciona la especialista.
De lo contrario se sugieren técnicas terapéuticas para eliminar el miedo, la ansiedad y la preocupación excesiva sobre su estado de salud.
"Hay que acudir con especialistas, generalmente psicólogos de la salud, psicoanalistas y especialistas en cognición conductual", puntualiza.
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