
Descubrir la riqueza de las diferencias que hacen complementarios a hombres y mujeres es positivo, así como sentirse identificado con la similitud de capacidades.
Hoy en día existen cada vez más mujeres que se desarrollan en el ámbito empresarial y político, hay más directoras generales en grandes corporativos, diputadas y alcaldesas, y a nivel mundial, ya no es de extrañarse ver mujeres primer ministro o presidentas de algún país.
Hasta ahora, ningún estudio ha comprobado que el hombre o la mujer tengan mayor coeficiente intelectual, lo que significa que ambos tienen la misma capacidad para pensar, razonar, aprender y memorizar.
Muchas veces, por cuestiones de cultura, se concede a los hombres el papel de decidir, pero no quiere decir que sólo ellos poseen los conocimientos y actitudes necesarias para hacerlo.
En esa continua lucha de las mujeres por demostrar igualdad al hombre, se puede pasar por alto una regla fundamental de la naturaleza: hombres y mujeres son iguales en capacidades, pero diferentes en el aspecto físico, psíquico y emocional.
Cuando se hace caso omiso a estas diferencias, se cae en malas interpretaciones que dañan la relación hombre-mujer.
Pero si se aceptan, comprenden y respetan, se aprovechan como complemento y se utilizan para construir en lugar de destruir, puede ser una fuente de enorme riqueza dentro de la relación.
LAS 'QUEJAS' MÁS FRECUENTES
Bien se dice que hombres y mujeres son igualmente capaces de realizar un sinfín de actividades. Pero sus diferencias naturales hacen que esas capacidades se desarrollen de diferente forma, aunque siempre es difícil generalizar.
John Gray, autor del libro "Los Hombres son de Marte, las Mujeres son de Venus", compara al hombre con las bandas elásticas porque son capaces de acercarse, alejarse y luego nuevamente acercarse.Y a la mujer con las olas, ya que pueden sentirse bien y alcanzar a elevar la ola, pero luego repentinamente cambian de humor y la ola se viene abajo.
Una de las quejas más frecuentes por parte de los hombres acerca de las mujeres es que siempre están tratando de cambiarlos y de decirles qué tienen que hacer. Ante esto, el hombre siente que intentan controlarlo cuando lo que él necesita es su aprobación.
Ellos suelen molestarse cuando las mujeres intentan ayudarlos. Es intolerable para ellos un consejo no solicitado por parte de ellas, ya que sienten que están suponiendo que no sabe qué hacer o que no puede hacerlo por sí solo.
La razón de esta reacción es que para poder sentirse bien consigo mismos deben alcanzar esos objetivos con sus propios medios; su autonomía es un símbolo de eficiencia, poder y competencia. A las mujeres les cuesta comprender por qué los hombres de pronto se aíslan o tornan silenciosos.
Esto lo hacen cuando necesitan encontrarle una solución a un problema, no tienen respuesta para una pregunta, están perturbados o tensos o tienen que encontrarse a sí mismos.
La mujer debe apoyar al hombre en estos momentos no desaprobando su necesidad de retirarse, no ofreciéndole soluciones ni haciéndole preguntas acerca de sus sentimientos.
Los hombres se apoyan entre sí al no preocuparse o minimizar sus dificultades, por eso las mujeres deben hacer lo mismo, y no "hacer una tormenta en un vaso de agua".
Demasiado interés les resulta agobiante. Cuando las mujeres se preocupan demasiado por los hombres, ellos pueden sentir que es porque no lo admiran o no confían en él.
Es preciso conocer un poco la psicología del sexo opuesto para intentar responder según las necesidades del otro, y no según las propias.
EL CONFLICTO DE COMUNICAR
Los problemas de comunicación entre hombres y mujeres son fuente de malos entendidos y grandes peleas. Las malas interpretaciones tienen el riesgo de llevar por el camino equivocado, y en lugar de ayudar y apoyar al sexo opuesto, se provoca un distanciamiento.
Es importante estar conscientes de que hombres y mujeres piensan, sienten y hablan idiomas distintos, aunque usan las mismas palabras.
Muchas veces, la mujer lo único que quiere hacer mientras habla es compartir sus sentimientos acerca de su vida diaria, y el hombre, creyendo que la ayuda, la interrumpe con una serie de soluciones para sus problemas, y ella siente que no le da importancia a sus sentimientos.
La mujer expresa todo verbalmente, hace generalizaciones y utiliza superlativos. El hombre, en cambio, va al grano, dice las cosas directas, claras y sin rodeos.
Pero la comunicación no verbal de la mujer, es decir, lo que comunica a través de sus gestos, posturas, miradas y actitudes es muchas veces más confiable que lo que expresa verbalmente, es decir, con palabras.
La mujer se puede mostrar indiferente, tener poco contacto visual con el otro, no sonreír y mantener los brazos cruzados durante la conversación y ante la pregunta: "¿Estás bien?" responde que sí.
Si se le pregunta nuevamente, puede volver a responder que sí. Y después ante la indiferencia del hombre (quien cree -porque ella le dijo- que todo estaba bien) se molesta porque no se interesa en lo que le pasa.
Es por esto que muchas veces es necesario prestar más atención a lo que comunican sus actitudes que a sus palabras.
MISMAS CAPACIDADES
No cabe duda de que mujeres y hombres tienen necesidades emocionales diferentes. Debido a ello, cada uno tiende a dar lo que necesita, y el resultado es que ambos se sienten insatisfechos con lo que reciben.La mujer necesita cariño, comprensión y respeto, mientras que el hombre requiere de confianza, aceptación y aprecio.
Por eso es que la relación de pareja funciona mejor cuando él le dice a ella que la quiere, tiene detalles y la valora como mujer con la riqueza de sus emociones y sentimientos; y por su parte, ella se mantiene al margen de las decisiones de él, le da seguridad, le pide consejo y sin ser demasiado cursi o superficial, le demuestra que le importa y se interesa por él.
Pero a pesar de todas sus diferencias, hombres y mujeres tienen las mismas capacidades sociales, emocionales, físicas y espirituales.
El secreto para encontrar esa complementariedad y sentirse cómodo con ella, reside en ser conscientes de estas diferencias y aceptarlas.
No se trata de intentar que el otro sea como uno mismo, sería contraproducente, además imposible. En cambio, es preferible intentar descubrir la riqueza de las diferencias que los hacen complementarios y sentirse identificado con la similitud de capacidades.
Para reflexionar
· Cuando tienes una dificultad con tu pareja, ¿cómo manejan el problema?
· ¿Consideras que la comunicación con tu pareja es buena? ¿Qué puntos mejorarías?
· ¿Conoces los gustos y preferencias de tu pareja?